Lo primero que se debe aclarar es que esta decisión, que sabemos será temporal, se debió haber tomado desde mucho antes, pues los resultados de la Red de Monitoreo de Calidad del Aire identificaron desde el año 2010 “el material particulado, (PM2.5), y el ozono como contaminantes críticos en el Valle de Aburrá (AMVA-UPB, 2010)”.

Lo segundo es que por sus características el material particulado PM2.5 (partículas en el ambiente menores a 2.5 micras de tamaño) es capaz de ingresar a los alvéolos pulmonares, y el ozono (O3) es un contaminante de alto poder oxidante que puede penetrar fácilmente por las vías respiratorias generando irritaciones. Es decir, hay evidencias científicas de que ambos contaminantes causan efectos nocivos a la salud.

Lo tercero es que el aumento en las concentraciones de esos contaminantes afectan especialmente a niños, a adultos activos y a personas con enfermedades respiratorias como el asma, entre otras.

Lo cuarto es que el aumento en las concentraciones, lo que hoy está pasando, con eventos de baja duración generan en la salud efectos que se manifiestan en la disminución de la función respiratoria y en el aumento de consultas hospitalarias por problemas respiratorios.

Lo quinto es que según estudios del AMVA cerca del 70% de la contaminación proviene de camiones, buses, autos, motos, un 21% de industrias y el 9% restante de otras fuentes.

Como conclusión: resulta lógica y responsable la medida tomada por parte del AMVA.

A tomar medidas, no hay de otra

Sin embargo, lo que tenemos que hacer como sociedad es atacar la causa de generación de esos contaminantes con medidas por muchos conocidas pero poco puestas en práctica, como lo son:

- Formación de ciudadanos responsables que entendamos que es más importante el ser (ser un buen ciudadano y además ambientalmente consciente) que el tener (tener varios vehículos en el garaje de la casa).

- Capacitación de conductores que entendamos que no basta con renovar el vehículo… debemos renovar el trato con el otro y nuestra manera de conducción.

- Desarrollo y utilización masiva de un mejor transporte público, con flotas renovadas (a gas o eléctricas), paraderos exclusivos, conductores formados y respetuosos con los usuarios.

- Construcción de más andenes peatonales y más ciclorutas acompañados de la vigilancia necesaria para su utilización.

- Compromiso de importadores para ofrecer vehículos eléctricos o con bajos consumos de combustible, bajas emisiones contaminantes y especialmente bajos niveles de emisión de ruido.

- Responsabilidad de las autoridades ambientales para imponer tasas o multas a vehículos con altas emisiones contaminantes y alta generación de ruido.

- Obligación de las industrias para optimizar sus procesos productivos, utilizar combustibles más limpios o acudir a asesoramientos especializados. 

Solo así podremos mejorar la calidad del aire en el Valle de Aburrá, de lo contrario pasará la coyuntura y seguiremos de la misma manera hasta un nuevo episodio de contaminación.

¿Y tú qué opinas? ¿Tienes más sugerencias que nos comprometan al cuidado de la calidad del aire? Déjanos tus comentarios y participa también en Twitter  y en Facebook.